"Lo que tú haces habla tan alto que no puedo oír lo que dices". Esta cita de Ralph Waldo Emerson nos invita a reflexionar sobre la importancia de la congruencia entre las palabras y las acciones en el ámbito del liderazgo.
En muchas organizaciones, la cultura se trabaja declarándola y comunicándola, pero en algunos casos, a pesar de estos esfuerzos, los resultados se ven en jaque y la transformación cultural se ve obstaculizada.
¿Qué hace que las personas no se sumen a este tipo de iniciativas? Un factor clave es la falta de coherencia entre lo que los líderes dicen que debemos hacer y lo que realmente practican. Según el estudio de Liderazgo Corporativo (CADEM 2022) el 29% de los líderes fueron evaluados con nota 4 o menos, en una escala del 1 al 7, ante la pregunta de consistencia y credibilidad con sus valores. Más allá de buscar “culpables”, esto da cuenta de que el cambio cultural, además de ser un desafío sistémico, es también un reto individual que busca desafiar ciertos aprendizajes y paradigmas, partiendo por quienes tienen un rol de mayor responsabilidad en la empresa.
¿Qué es la cultura organizacional? Según Fred Kofman, se trata del conjunto de creencias sobre "la manera en cómo hacemos las cosas por aquí".
La cultura comprende desde quienes somos, nuestro propósito y valores, hasta cómo hacemos nuestros procesos, manejamos los errores y lideramos. La cultura define lo que nos hace únicos. En este desafío cultural, los diferentes equipos de trabajo están constantemente mirando el comportamiento de sus líderes, en donde se juega la credibilidad de la implementación o cambio que se está intentado realizar.
Para desarrollar una cultura organizacional efectiva y afectiva, te compartimos tres pasos clave:
1. Definir la cultura deseada: Escucha y comprende la cultura actual o co-crea los elementos culturales deseados.
2. Llevar la cultura a la práctica: Convierte esos elementos culturales en acciones concretas que todos debemos cuidar y que respalden los objetivos que buscamos.
3. Liderar desde la coherencia: La coherencia entre lo que se dice y lo que se hace es fundamental. Los líderes deben ser modelos a seguir en la forma de trabajar y de relacionarse.
La cultura empresarial (el qué y cómo lo hacemos) habla más fuerte que las palabras y los planes.
La buena noticia, es que lo aprendido puede ser reaprendido y podemos servir como lideres de una manera distinta, para hacer nuestro aporte al cambio que queremos ver.
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