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Nigel Sargent, Socio y Gerente General CERES

Nigel Sargent,
Socio y Gerente General CERES

Cuando comenzamos a construir esta empresa teníamos algunas ideas de lo que

queríamos y no queríamos hacer. Armar una organización ojalá lo más horizontal

posible, funcionar en base a la confianza, empoderar a las personas y un largo listado de temas e ideas que nacen de la intuición y del conocimiento, de lo que

sentíamos que debíamos hacer. Para eso necesitábamos hacer un cambio cultural importante, pues buena parte del equipo con el que partimos venía de una cultura corporativa, muy vertical. Muy adentro, en mi rol de líder, sabía que iba a requerir ayuda externa en este proceso.

Cuando conectamos con Christian y Juan Pablo (Rito) sentí algo genuino, cercano, comprometido, capaz de ir al fondo de los temas y no solo calmar síntomas. Probablemente, a Rito también le pareció interesante este desafío porque veníamos de trabajar con una forma distinta, veníamos de una organización más tradicional.

Quizás el mayor desafío era yo mismo. Uno cree tener todo más o menos claro y

que lo transmite en forma efectiva… Humildemente, ahí hay hartas oportunidades, no solo para el desarrollo personal, sino para el impacto en la organización. La invitación a los más jóvenes era a jugársela, a desafiarse, a tomar la pelota, a hacerse cargo de sí mismos ganando espacios dentro de la organización, a tomar roles más protagónicos. La invitación a los trabajadores más antiguos era adaptarse a los tiempos, comprender las nuevas miradas. Tuvimos que trabajar la confianza, con un enfoque en los logros del equipo (no los personales…), tuvimos que abrir silos para construir una cultura colaborativa.

Con Rito logramos conectar para acompañar esta evolución. Ellos se ganaron la

confianza de la gente empujando la idea de una sola organización, más estandarizada, pero sin perder dinamismo ni cercanía con el cliente, con un equipo transversal que daba apoyo a cada oficina, trabajando elementos tan básicos como la importancia de conversar y la comunicación.

Siento que Rito es parte del éxito de esta organización, no digo que no existan

nuevos desafíos, pero tenemos personas muy contentas e involucradas, clientes

fidelizados, proveedores bien comprometidos, y me parece que Rito es parte importante de este proceso. Ellos ofrecen cercanía, confianza y competencia en lo suyo. Esos tres conceptos creo que definen lo que son. Rito de verdad se involucra en la organización y además se atreven a entrar en temas de fondo, con

algo de método, de analítica, y finalmente tal como ellos dicen, “rascando donde pica”, incluso si es necesario cuestionar la autoridad de manera respetuosa, atrevida, pero con tacto.

Cuando nos dedicamos al “cómo”, hicimos una diferencia en el mercado, y cuando abordamos el “para qué”, que es el propósito, ahí se notó el cambio más profundo, cultural, que hizo que el “cómo” fluyera solo. Con esto, los momentos difíciles se superan y resuelven sin dar instrucciones, comprendiendo para dónde queremos ir. Ahí la diversidad aparece como un valor, como una fortaleza que enriquece, porque si tienes a tu equipo trabajando por una meta común, la diversidad te permite innovar, cuestionar las cosas, mejorar, tener la capacidad de dar la vuelta, de volver a ponernos de pie.

Por eso el proceso se trata de confianza, de honestidad, de un trabajo serio en donde Rito ha sabido acompañarnos de manera muy enriquecedora y con una metodología sólida que se preocupa no solo del momento, pero también de la mirada estratégica y del largo plazo.

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